ARGAMASILLA DE CALATRAVA historia

 

Este territorio comienza a poblarse en la época del Paleolítico, en el paraje denominado como "laguna Blanca". En el valle del Turruchel y en dicha laguna también se han encontrado restos de la edad de Hierro y construcciones de argamasas romanas.

             También existen vestigios en el casco urbano de la villa dejados por romanos y visigodos, aunque con toda seguridad se puede afirmar que este pueblo, que en sus comienzos fue un pequeño fuerte, en cuyo abrigo se asentaron los primeros pobladores se fundó con posterioridad a la Batalla de las Navas de Tolosa (1212) alrededor de un torreón del que actualmente no quedan vestigios.

             Cuando en 1.212 la batalla de las Navas de Tolosa se decidió con el triunfo cristiano y la retirada definitiva del dominio musulmán, la Orden de Calatrava se asentó en pleno disfrute de la zona.

             En 1.216 se traslado en el maestrazgo al Sacro Convento, en Aldea del Rey, próximo a Argamasilla y debió ser entonces cuando se creará un núcleo de asentamiento dentro de la política general de poblamiento llevada a cabo por la Orden. Figura ya su nombre como Encomienda y también incorporada a la Obrería de Calatrava a principios del siglo XIV.

         Felipe II en el 1.566 suprimió la jurisdicción civil y criminal en primera instancia a los pueblos y dividió los partidos en Alcaldías Mayores; Argamasilla pasó a depender en ello del Alcalde Mayor de Almodóvar del Campo.

             En el siglo XIV Argamasilla esta definitivamente formado como pueblo perteneciendo al reino de Castilla. Entre 1305 y 1313 aparece segregada la encomienda de Argamasilla de Almagro, constituyendo con Villamayor la llamada Obrería de la Orden, por expreso mandato de la Orden de Calatrava.

            A finales del siglo XIV y principios del XV se construye la iglesia, anteriormente llamada de Santa María la Mayor y actual Parroquia.

            En el siglo XVI, la población fue creciendo notablemente alcanzando la cifra de 600 vecinos, se construye entonces la ermita de los Santos Mártires, existiendo ya la ermita de San Sebastián en donde hoy se encuentra la de la Virgen del Socorro y las ermitas de Nuestra Señora de la Esperanza y la de San Cristóbal, ambas fuera del pueblo. La villa disponía de dos alcaldes nombrados por Felipe II, Pedro de Balbuena y Juan Pérez, uno gobernaba a los villanos y otros a los hidalgos.

             En 1564 se crea el partido de Almodóvar del Campo y Argamasilla se incorpora dentro del mismo perdiendo su antigua independencia, recobrándola posteriormente en el año 1588 previo pago de 5200 ducados.

             Durante el siglo XVII Argamasilla sufrió un periodo de crisis debido a varias causas: la emigración a América, la escasez de brazos que trabajasen en el campo, la expulsión de los moriscos, los salarios de los oficios de justicia, el pago de obligaciones urgentes, la creación del Pósito. La despoblación llegó hasta tal punto que la villa contó en el año 1652 con tan solo 150 vecinos, año en que la iglesia Parroquial tomó el nombre de nuestra Señora de la Visitación.

             Don francisco Gascón Bueno , historiador puertollanense, nos describe en su obra "la villa de Argamasilla de Calatrava a finales del siglo XVIII" la situación de Argamasilla de 1785  a través de los escritos realizados por el sacerdote de la villa durante esta época, D. Pedro de Gaona, donde comenta que es villa de señorío de las Ordenes y Campo de Calatrava, como Gran maestre de todas las militares en virtud de bulas Pontificias y que se componía de 350 vecinos.

             D. José de Hosta autor de "Crónica de la Provincia Ciudad Real en 1866", nos dice que la villa tenía 2149 habitantes, existiendo 350 casas de uno y dos pisos, distribuidas en una plaza bastante espaciosa y doce calles empedradas, pero mal conservadas: la casa del ayuntamiento, reedificada en 1776 donde el antiguo pósito servía de cárcel. El terreno de su término municipal es llano, de miga y secano, pero tiene algunas huertas regadas por medio de norias, alcanzándose algo de la cordillera de Puertollano. Los caminos del pueblo a pueblo son todos carreteros pero mal cuidados y que entre los cultivos que se realizan están el trigo candela, cebada, centeno, garbanzos, judías, legumbres, vino y algo de  aceite, manteniéndose en él ganado lanar, cabrío, vacuno y de cerda, y abundando en caza mayor y menor, animales carnívoros, víboras, alacranes y tarántulas. En el pueblo hay varias tiendas, tahonas, dos molinos de aceite y algunos otros establecimientos y la mujeres se dedican a la elaboración de blondas para la fábrica de Almagro.

             Otro de los acontecimientos desafortunados en la historia de esta villa fue la quema de los archivos municipales realizados durante la noche del 7 al 8 de mayo de 1898, tomando como achaque la subida del impuesto de consumos, que fue mal recibida por la población ya que se atravesaba por un mal momento económico. Debido a ello el pueblo se amotinó (especialmente sus mujeres) y asaltó el Ayuntamiento y el Juzgado con el Registro Civil, arrojando por los balcones a la Plaza Pública mue­bles, cuadros, ventanas, cortinas y cuantos documentos y libros allí había, haciendo una gran hoguera con todo ello mientras se perseguía al alcalde que pudo salvar la vida huyendo por tejados y bardas. A todo esto hay que añadir la destrucción sufrida 38 años después, durante el inicio de la Guerra Civil, donde se destruyeron imágenes (entre ellas la de su Patrona), altares y ornamentos. Estos dos acontecimientos dejaron a Argamasilla sin la mayor parte de su patrimonio histórico y artístico.

             El secretario había en 1898 se mostró muy activo en recomponer la marcha administrativa del arrasado Ayuntamiento; se llamaba D. Heliodoro Peñasco; y unos años después, en 1913, destituido de su cargo y capita­neando un radicalismo feroz contra el conservadurismo local, -jaleado como «caciquismo»-, fue brutalmente asesina­do; ello dio triste notoriedad a Argamasilla por el hecho en sí y por los dos juicios, celebrados ante jurado en los que no se pudo probar la culpabilidad de la por muchos pregona­da inducción al crimen. Desde 1931 es titular de una calle en esta villa.

 
 

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