Los ríos de la Comarca del Valle de Alcudia, se ven influenciados por las características geológicas y climáticas de todo este sector, aunque presentan notables diferencias de una parte a otra del territorio en función de la disparidad que existe en las características físicas propias de cada uno de ellos.
Por sus características geológicas la zona presenta una clara diferencia entre su sector occidental, con formas alomadas y una red hidrográfica poco encajada, y el oriental, más quebrado con importantes desniveles, como consecuencia de la pertenencia de los mismos a dos cuencas hidrográficas distintas: la del Guadiana y la del Guadalquivir.
Por su parte el clima determina el régimen fluvial, es decir, debido al largo período de estiaje de últimos de Mayo a finales de Septiembre, los ríos presentan un caudal intermitente que sostiene los charcos o tablas que se encuentran a lo largo de los principales cauces.
Las diferencias entre ambos sectores, no son tanto de régimen (parámetros climáticos similares) o de trazado, sino fundamentalmente de capacidad erosiva, lo que implica una notable diferencia en la morfología no solo fluvial sino general entre los sectores oriental y occidental de la Comarca.
Por otro lado, destacar la red de arroyos que vertebran la comarca, con un caudal corto de agua casi continuo, excepto en época de estiaje donde se secan en su mayoría por completo, es decir son arroyos con una marcada estacionalidad.
Aunque de menor significado hidrográfico pero de igual importancia tenemos los ecosistemas de aguas remansadas, formados principalmente por aguas depositadas en depresiones del terreno, procedentes de agua de lluvia de escorrentía, sin salida ni circulación al exterior, con escasa o ausente vegetación de ribera.
En nuestra zona apuntar la presencia de lagunas, representadas de dos formas; unas producidas por fuerzas procedentes del interior de la Tierra y otras formadas por los diferentes procesos de erosión.
Dentro de las primeras destacar las lagunas formadas por acumulación de agua en el fondo del cráter de un volcán, con sus formas de embudo como la laguna de Almodóvar de Campo, la laguna de la Alberquilla en Mestanza, declarada Monumento Natural y con la misma categoría la Laguna de Michos en Abenójar.
Por otro lado, es importante la presencia de áreas endorreicas, lo que supone la presencia de zonas deprimidas en las que se acumulan las aguas y que debido a las altas temperaturas estivales, su volumen va viéndose reducido como consecuencia de la evaporación, hasta desecarse en su totalidad, quedando entonces una zona blanquecina de sales precipitadas como la Laguna del Retamar.
En este sentido, en los sectores en los que son abundantes los llanos sobre materiales calcáreos, se han originado depresiones muy suaves, donde se ve la facilidad que tienen las calizas de disolverse en presencia de agua, caso de las lagunas temporales de los Almeros y Cucharas en la parte septentrional de la comarca.
De modo alusivo mencionar la gran cantidad de charcas presentes en muchas zonas de la comarca, con depósitos variables de agua, detenidos en el terreno, que sirven de modo temporal como abrevaderos de ganado, albergues de vida momentánea, así como despensas temporales para infinidad de animales.
Por último reseñar la importancia de construcciones artificiales como los embalses, que son grandes depósitos de agua que se forman por lo común cerrando la boca de un valle mediante un dique o presa, y en el que se almacenan las aguas de un río o arroyo, a fin de utilizarlas en el riego de terrenos, en el abastecimiento de poblaciones, en la producción de energía eléctrica, etc., caso del Embalse del Montoro, ubicado en pleno Valle de Alcudia, entre los términos de Mestanza, Hinojosas de Calatrava y Solana del Pino.
También mencionar la presencia de fuentes de agua agria y termales en la comarca a consecuencia de la presencia de materiales de carácter ferruginoso y carbonatado que les van a configurar unas características peculiares, caso de las fuentes de Las Tiñosas en la Umbría del Valle de Alcudia cerca de Mina Diógenes en Solana del Pino o de la Fuente de Modiano en Almodóvar del Campo, entre otras muchas, sin olvidarnos de las aguas termales de Fuencaliente de carácter curativo y medicinal desde sus inicios, o el antiguo balneario de Cabezarrubias.
